IV Concilio ecuménico en Calcedonia a orillas del Bósforo.


Habiendo sido detenido el empuje de los hunos de ATILA, la emperatriz PULQUERIA influye para que el emperador MARCIANO convoque ahora un nuevo Concilio Ecuménico. En efecto, el Concilio se reúne en Oriente, en Calcedonia (IV Concilio Ecuménico) a orillas del Bósforo. El Papa LEÓN I es invitado a que presida el Concilio. LEÓN I no puede desplazarse por la invasión de los hunos. El obispo de Roma envía tres legados. Es la primera vez que el obispo de Roma preside un concilio ecuménico. Más tarde se convertirá en la condición requerida para que un concilio sea reconocido como ecuménico. La carta del papa LEÓN I, traza claramente y para siempre, la doctrina ortodoxa: “Creemos firmemente en un Cristo único, en el cual hay dos naturalezas, no confundidas, no transformadas, no divididas, porque la unión de las naturalezas no ha quitado la diferencia en cuanto que cada una de ellas ha conservado sus respectivas propiedades y se ha unido con la otra en una única Persona y en una única hipóstasis”. Los padres conciliares saludan las conclusiones proclamando: “¡Ésta es la fe de nuestros padres!” “¡Pedro ha hablado por boca de León!”

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