CONCILIO ECUMÉNICO 04 (de Calcedonia) (451)

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IV Concilio ecuménico en Calcedonia a orillas del Bósforo.


Habiendo sido detenido el empuje de los hunos de ATILA, la emperatriz PULQUERIA influye para que el emperador MARCIANO convoque ahora un nuevo Concilio Ecuménico. En efecto, el Concilio se reúne en Oriente, en Calcedonia (IV Concilio Ecuménico) a orillas del Bósforo. El Papa LEÓN I es invitado a que presida el Concilio. LEÓN I no puede desplazarse por la invasión de los hunos. El obispo de Roma envía tres legados. Es la primera vez que el obispo de Roma preside un concilio ecuménico. Más tarde se convertirá en la condición requerida para que un concilio sea reconocido como ecuménico. La carta del papa LEÓN I, traza claramente y para siempre, la doctrina ortodoxa: “Creemos firmemente en un Cristo único, en el cual hay dos naturalezas, no confundidas, no transformadas, no divididas, porque la unión de las naturalezas no ha quitado la diferencia en cuanto que cada una de ellas ha conservado sus respectivas propiedades y se ha unido con la otra en una única Persona y en una única hipóstasis”. Los padres conciliares saludan las conclusiones proclamando: “¡Ésta es la fe de nuestros padres!” “¡Pedro ha hablado por boca de León!”

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El Concilio Ecuménico de Calcedonia es famoso por las importantísimas decisiones dogmáticas tomadas.


El Concilio Ecuménico de Calcedonia, que finaliza en la fecha, será famoso no sólo por las importantísimas decisiones dogmáticas tomadas, sino también, por la cantidad de sus participantes: 630 obispos -cifra que no se superará hasta 1870 (Concilio Vaticano I)- lo que da una idea del gran interés que ha suscitado. Este Concilio invalida el de Éfeso de 8/449 y condena definitivamente las doctrinas del monofisismo de EUTIQUES formulando el dogma de las dos naturalezas en Cristo y deponiendo a DIÓSCORO, obispo de Alejandría. Quedan, pues, aceptadas definitivamente las tesis de LEÓN Magno. No todos los monofisitas aceptan las decisiones del Concilio de Calcedonia. Por otra parte, el Concilio de Calcedonia somete a los monjes a la vigilancia de los obispos. Esta disposición se repetirá en algunos sínodos posteriores, v. gr., en el de Aquisgrán (802). El emperador MARCIANO aprueba todas las decisiones conciliares. El Papa reconoce solamente las decisiones dogmáticas.

A pesar de su equilibrada formulación, el Concilio Ecuménico de Calcedonia no trae la paz.


A pesar de su equilibrada formulación, el Concilio Ecuménico de Calcedonia no trae la paz. Y es que se toman algunas disposiciones disciplinarias con las que LEÓN I no está de acuerdo, Así, el canon 28 deja establecidas las cuatro circunscripciones orientales de Constantinopla, Antioquía, Jerusalén y Alejandría, a las que se añade la de Roma en Occidente. Estos son los cinco patriarcados que recibirán posteriormente -en 550- una existencia jurídica bajo Justiniano. A veces se hablará de “pentarquía” (gobierno de cinco). Constantinopla, tiene el mismo rango que Roma, lo que es inceptable por el papa LEÓN I, provocando el retraso de su adhesión a las decisiones finales del concilio. Posteriormente aceptará la postura doctrinal del concilio y se convertirá en uno de sus grandes valedores, pero seguirá rechazando el canon 28. Como es obvio, las reivindicaciones de la primacía de Roma, en los términos en que los papas han comenzado a formularla, siguen encontrando resistencia en Oriente.