EEUU. y el sha Reza Pahlevi firman un acuerdo de cooperación nuclear para diversificar las fuentes de energía iraníes.

Israel, como Irán, se siente acosado y considera que las armas nucleares constituyen el factor disuasorio definitivo. Nunca reconocerá tener estas armas, no se unirá a la Organización
Internacional de Energía Atómica y se negará a permitir la inspección de sus instalaciones, pero indudablemente desde la década de 1960 ha tenido un programa de armamento nuclear. (En 2010, se cree que posee de 200 a 400 unidades. Insiste en preservar un monopolio nuclear en el ámbito de su vecindad y, de hecho, ha atacado a Irak y a Siria cuando ha juzgado haber detectado iniciativas de estos países para dotarse de armamento nuclear.)

Irán firma el tratado de No Proliferación nuclear, que no prohíbe el uso civil de la energía nuclear, y acepta las inspecciones internacionales.

Irán adquiere su primera central nuclear a Alemania

Cuando el sha es derrocado en 1979, el ayatolá Jomeini cancela el programa nuclear por estimarlo “no islámico” aunque, ante la coyuntura de una eventual derrota en la larga y encarnizada guerra con Irak, reconsidera su decisión anterior. En los años ochenta, ante el temor de una derrota frente a Irak, el ayatolá Jomeini vuelve sobre sus pasos y sopesa la opción de obtener un arma nuclear. Afortunadamente, este conflicto acaba antes de que Irán haya echado a andar por esta senda. Sin embargo, desde entonces y a lo largo de décadas, Irán se ha sentido en peligro de ser atacado tanto por Estados Unidos como por Israel.

Irán toma represalias contra los estados que apoyan a Irak. Por sus tácticas, Irak busca implicar a potencias exteriores en el conflicto, y en 1987, Estados Unidos y otras potencias asumen la responsabilidad de proteger los cargamentos en el Golfo Pérsico. Irak recibe mucho apoyo técnico y armas de Estados Unidos en esta guerra. Sus armas químicas han sido producidas con materiales de doble uso otorgados por Estados Unidos y algunas compañías alemanas. Teherán acude al mercado negro y entra en contacto con Abdul Qadir Khan, padre de la bomba atómica pakistaní, que, oficialmente, opera por su cuenta. Irán adquiere centrifugadoras para enriquecer uranio.

Tras la guerra del Golfo de 1991 y la imposición de sanciones, Irán decide hacer hincapié en su programa nuclear. Un programa de estas características no es, necesariamente, peligroso. Mediante la tecnología nuclear puede obtenerse electricidad a un coste relativamente bajo y, sobre todo, la suma de conocimientos técnicos permite avanzar por la senda de la modernización. Sin embargo, Estados Unidos formula la acusación de que Irán está procediendo a “armarse”, opción que resulta no sólo mucho más cara, sino que es mucho más peligrosa. En consecuencia, ¿por qué –si de hecho ha procedido a ello– Irán puede tener motivos para dar ese salto?. Dados los tremendos costes de nuclearizarse, un país como Irán, que necesita urgentemente de todos sus recursos para alimentar, vestir y dar techo a su pueblo, debe tener una razón poderosa para empeñarse en tal compromiso. La única razón posible es la misma que impulsó a las restantes potencias nucleares: autodefenderse.

Irán firma un acuerdo de cooperación nuclear con Rusia, que construye la central eléctrica de Bushehr.

A lo largo de los año 1994 y 1995, Irán compra en secreto más centrifugadoras a través de la red del doctor Khan.

Entre 1996 y 1999, Irán empieza la construcción de un reactor de agua pesada en Arak que podría producir plutonio. Los dirigentes iraníes mantienen no menos de diez entrevistas con representantes del doctor Khan.