El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se funda clandestinamente en Madrid por grupos de ideología marxista, el 2 de mayo de 1879, en torno a un núcleo de intelectuales y obreros, fundamentalmente tipógrafos, encabezados por Pablo IGLESIAS. Tiene un sector reformista (partidario de colaborar con los partidos republicanos de centroizquierda) y un sector revolucionario. Sus dirigentes más destacados serán Julián BESTEIRO, Indalecio PRIETO y Francisco Largo CABALLERO. El primer programa del nuevo partido político será aprobado en una asamblea de 40 personas, el 20 de julio de ese mismo año. El PSOE es así uno de los primeros partidos socialistas que se fundan en Europa, como expresión de los afanes e intereses de las nuevas clases trabajadoras nacidas de la revolución industrial. El PSOE derivará, a comienzo de siglo XX, hacia posiciones reformistas. Cuando un grupo de militantes catalanes intente integrar al socialismo posiciones claramente catalanistas, la dirección del partido lo rechazará, hecho que promoverá el nacimiento del USC en julio de 1923.

La experiencia local provoca que, a lo largo de la década de 1880, se vaya gestando la idea de formar un partido y un sindicato socialista en la ciudad industrial más importante de España. Así, con la asistencia de Pablo IGLESIAS, se convoca en Barcelona el primer congreso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y también de la Unión General de Trabajadores (UGT). Participan 18 delegados representando 20 agrupaciones, 7 de las cuales son catalanas. La experiencia no arraiga y el Comité Federal del PSOE se traslada enseguida a Madrid. El Comité Nacional de la UGT se quedará en Barcelona hasta 1899. Sin embargo, UGT nunca tendrá una fuerza importante en Catalunya por la hegemonía anarquista. Durante varias décadas, la principal reivindicación del PSOE será la implantación del sistema de elección proporcional, una vieja aspiración democrática.

Manifestaciones en Madrid, Barcelona y Bilbao. Los organizadores de los movimientos son, principalmente, los socialistas y los anarquistas. Las principales reivindicaciones de los obreros son la reducción de la jornada laboral a ocho horas y la prohibición del trabajo en niños menores de catorce años. En Madrid los actos se celebran el día 4, y comienzan con un mitin en el Liceo Rius donde destaca la participación de Pablo IGLESIAS, fundador del PSOE. Seguidamente tiene lugar una manifestación pacífica, y por fin, una comisión entrega a SAGASTA, presidente del Gobierno central, las peticiones de los trabajadores. Similares éxitos se obtienen en Barcelona y Bilbao.

El movimiento obrero en España tiene una indudable tradición histórica pero su principal inconveniente para ejercer una influencia efectiva es siempre su división en dos tendencias, una socialista y otra anarquista. A comienzos del siglo XX el socialismo es una no muy nutrida organización que avanza lentamente en su crecimiento y practica una doctrina de rígida hostilidad a los políticos burgueses. Sus afiliados son obreros especializados, en especial tipógrafos como Pablo IGLESIAS, el fundador del PSOE. El anarquismo, por el contrario, asciende y desciende súbitamente en el número de afiliados y en realidad no existe uno sino varios tipos de anarquismos. En las zonas de latifundio del sur de España el anarquismo tiene el apoyo de los jornaleros y es una doctrina más de rebelión que de revolución. Las grandes desigualdades sociales existentes en España son un testimonio de retraso pero también lo es la existencia de ese anarquismo. Al mismo tiempo, sin embargo, el anarquismo inspira un sindicalismo hegemónico en la región más industrializada de España, como es Catalunya. Existe, en fin, un anarquismo que practica el terrorismo urbano.

Muy característico del socialismo español es un crecimiento muy lento pero constante. Sin embargo, la fuerza del anarquismo lo interrumpe en los años iniciales de siglo. La situación no cambia hasta 1910, cuando Pablo IGLESIAS se decide a efectuar un cambio estratégico importante. La protesta por la Guerra de Marruecos, combinada con la repercusión en la opinión obrera del gobierno de Maura y los sucesos de Barcelona, le inducen a colaborar con los republicanos. Así, en las elecciones de mayo de 1910 Iglesias es elegido diputado por Madrid y por vez primera el socialismo puede tener una voz parlamentaria. En los cuatro años siguientes, hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, aumentará el número de concejales socialistas y, sobre todo, el número de militantes del sindicato socialista (Unión General de Trabajadores) se triplicará aproximándose a los 150.000.

Muere, en la fecha, el dirigente socialista Pablo Iglesias.