Las antiguas provincias de Cantabria y Gallecia se convierten en sede principal del más dinámico y destacado de los núcleos de resistencia cristianos hispanos. Según la tradición cristiana, los nobles visigodos refugiados en las montañas astures eligen como rey, en la fecha, a D.PELAYO (718-737) que es hijo de FAVILA, un antiguo dignatario de la corte del rey ÉGICA. (Existen dudas sobre su progenie). D.PELAYO se levanta en armas contra los invasores árabes. Desde su refugio del monte Auseva hace un llamamiento a los astures, convocándoles a la rebelión contra el musulmán. Y los montañeses, gente indómita e independiente, responden fortaleciendo su primer núcleo de voluntarios. Los acontecimientos que dan lugar a la aparición de un poder independiente cristiano en la cornisa cantábrica, embrión del futuro reino astur, son confusos. Es probable que una rebelión frente a imposiciones tributarias islámicas, aupara a la jefatura de los rebeldes al noble PELAYO. Éste buscará a través de la alianza, incluso familiar, con otras autoridades cristianas próximas la consolidación de un territorio liberado del poder islámico hegemónico.

La invasión musulmana de la Península Ibérica encuentra una feroz resistencia en las montañas de Asturias. Para reprimirla, los musulmanes envían un ejército. El noble godo PELAYO y sus huestes están refugiados en el monte Auseba, en la llamada cueva de Santa María, conocida más tarde como Covadonga. Se inicia la batalla. La leyenda sobre Covadonga (que data de 866) relata que gracias a la aparición de la VIRGEN, PELAYO, un miembro de la nobleza goda, y sus tropas diezman a los musulmanes. La victoria, con ayuda divina, pasará a convertirse en el símbolo de la reconquista de la Península. PELAYO fija su residencia en la localidad de Cangas de Onís (Asturias) y es el origen de una nueva dinastía marcada por su tenaz resistencia contra el invasor musulmán. El gobernador árabe de Asturias debe huir, sin que vuelvan a gobernar los árabes en esta zona. Sin duda, el suceso de Covadonga, presentado por los clérigos cristianos como “la salvación de España” será mitificado.

Para los cronistas del Islam, lo que ha ocurrido en Covadonga ha sido una rutinaria escaramuza de las tropas musulmanas que no encuentran razón para entrar en batalla con los rebeldes del norte -banda de asnos salvajes- y desde luego sin ninguna consecuencia histórica. El interés fundamental de los musulmanes es dirigirse hacia los Pirineos Orientales y la Galia que siguen en poder de los godos. Sin embargo, teniendo en cuenta las diferencias de potencial bélico, el resultado de la Batalla de Covadonga es una fuerte inyección de moral para los hombres de PELAYO y para sus sucesores que, en los años siguientes, adelantarán sus posiciones.

El rey de Asturias, PELAYO, muere en Cangas de Onís en el año 737

FAVILA, rey de Asturias (737-739), hijo y sucesor de Pelayo. Durante los dos años de su reinado se construye la iglesia de Santa María de Cangas de Onís.

El reino de Asturias es heredado, por ALFONSO I el Católico (739-757), que es hijo del duque PEDRO de Cantabria y está casado con una hija de Pelayo, ERMESINDA. La elección lleva consigo la unión de astures y cántabros. Este aumento de fuerzas y la personalidad de ALFONSO I unidos a la crisis del poder islámico en la península, resultarán extremadamente propicios para el afianzamiento histórico de la cristiandad hispano-cantábrica. Será llamado “el católico” por el celo que desplegará en restaurar los templos del Señor.

Según la tradición el rey asturiano FAVILA muere en 739 al atacarle un oso durante una cacería.

En todas las ciudades ALFONSO I sigue la misma táctica. Tras la conquista, mata o expulsa a los musulmanes y envia a los cristianos hacia su reino para que lo repueblen; luego se retira. Con ello, ALFONSO y su hermano Fruela el Viejo, van estableciendo un cinturón de tierras yermas y despobladas junto a sus fronteras y en conjunto todo el valle del Ebro. Este vacío hace que los futuros ataques de los moros tengan lugar por la marca galaico-portuguesa o por el valle del Ebro, y se vean obligados a atravesar tierras desiertas donde resulta imposible reaprovisionarse. Por otra parte, el envío de cristianos liberados hacia las zonas dominadas por ALFONSO I conduce al aumento de la densidad de población en la costa y a la creación de nuevos establecimientos en Asturias oriental y central, en la Liébana, en la Bardulia y en la zona marítima de Galicia.

En 739, los bereberes de la cuenca del Duero se dirigen hacia el sur debido en su mayor parte a que son expulsados por los cristianos cántabros. Ya no volverán los musulmanes a asentarse en territorio burgalés hasta las postrimerías del milenio, en que Almanzor se asentará durante breves años. Durante los años 739 a 762, un despoblamiento general asolará las tierras de la cuenca del Duero en parte dirigido por ALFONSO I para crear un vacío de tierras con carácter defensivo entre la Cordillera Central y las montañas cantábricas y así, al mismo tiempo, concentrar las tropas cristianas en las montaña. Durante el reinado de ALFONSO I los asturianos se atreven ya a salir de sus refugios montañosos y así se emprenden constantes expediciones bélicas cuya misión no es ocupar nuevos territorios sino, muy al contrario, despoblar lo que conquista. ALFONSO I realiza una empresa genial al crear un vacío estratégico al sur de su pequeño reino. Con él asegura su pervivencia.

La primera expedición que, probablemente, realiza ALFONSO I está destinada a ocupar Lugo y Tuy, los más importantes centros de una Galicia que, en aquel momento, se encuentra practicamente despoblada, tras la marcha hacia el sur de los bereberes. En sus campañas, ALFONSO I cruza el Miño y avanza hasta Oporto, Braga, Chaves y Viseo. Tras desplazar a los bereberes, se apodera de ciudades como León, Salamanca, Astorga, Simancas, Ledesma y Ágreda. En sus correrías por la meseta llega a Segovia, Ávila, Sepúlveda, Clunia, Arganza y Osma. Por último en el valle del Ebro, se apodera de Miranda, Cenicero y Renega, entre otras.