Al principio, las leyes por las que se rige una sociedad son sus propias costumbres y tradiciones, y el pueblo se remite a los ancianos para que las interpreten. Pero crece la insatisfacción motivada por la sospecha de que los gobernantes de un país pueden dar a las leyes una interpretación que les beneficie a ellos. Se alza entonces un clamor en demanda de un código escrito, y el de HAMMURABI es uno de los ejemplos más antiguos, y desde luego el más antiguo que conocemos en detalle.

Todas las Ciudades-Estado de la antigua Sumeria están gobernadas por semitas. HAMMURABI, también semita, llega al trono de Babilonia (1728-1686 aC.) y extiende su poder por la región circundante. De hecho, gracias a su situación privilegiada, la ciudad de Babilonia había acumulado gran riqueza y poder, que le llevaron a convertirse en el centro del primer Imperio Babilónico. La historia recuerda a HAMMURABI porque aún se conserva una estela de piedra que data de su reinado. En ella está inscrito un código. Este código nos da una clara visión de la sociedad de su época, desigual y esclavista, que mantiene a la mujer en un segundo plano y que aplica inexorablemente la Ley del Talión. Con la prosperidad de Babilonia, el dios MARDUK fue elevado al primer puesto en el panteón.

Después de SHAMSHI-ABAD I, Asiria cae bajo el dominio de HAMMURABI de Babilonia.

Fallece HAMMURABI, rey de Babilonia