La réplica al estallido catalanista de final de siglo XIX es rápida y eficiente. Un joven periodista llamado Alejandro LERROUX y García, dotado de una extraordinaria elocuencia oratoria se pone al servicio de la causa republicana y, en la fecha, se dirige a Barcelona donde piensa intervenir en las próximas elecciones. Sus armas son la demagogia anticlerical, el anticatalanismo y una vaga promesa de una futura “revolución social”. Incita verbalmente a destruir la sociedad establecida, a derribar a los ricos, a quemar iglesias. Dirigirá La Publicidad, y fundará El Progreso, El Intransigente y La Casa del Pueblo. LERROUX, natural de La Rambla (Córdoba) se ha iniciado en la política y el periodismo en Madrid, donde ha dirigido El País y fundado El Radical. Ha estado encarcelado (1898-1899) por sus campañas contra la guerra de Cuba.

Al cabo de una semana de huelga general en Barcelona, ésta se acaba; el 25 de febrero ya circulan tranvías y por la tarde salen las ediciones de los periódicos. El balance es de 12 muertos y 44 heridos, sin que la mayoría de los huelguistas consigan ninguna de sus reivindicaciones. Esta huelga ha demostrado la debilidad del movimiento obrero, hábil para plantear los actos reinvindicativos, pero inoperante para salirse después de ellos. El fracaso de esta huelga es aprovechado por Alejandro LERROUX, que tiene un doble objetivo: eliminar el incipiente nacionalismo catalán y dividir a la clase obrera, empieza a hacerse popular con su programa republicano, españolista, anticlerical y anarquizante

Bohemio y demagogo e incluso acusado con fundamento de inmoralidad administrativa, Alejandro LERROUX se convierte sin embargo en movilizador de las clases populares barcelonesas entre las que tiene un prestigio indudable, el mismo que entre las valencianas tiene el escritor Vicente BLASCO IBÁÑEZ, líder de un movimiento político muy semejante. La plebe urbana de las grandes ciudades y una parte de la burguesía anticlerical alimentan el republicanismo, que consigue estructurarse para la política en organizaciones relativamente modernas. Aunque el republicanismo da la sensación, a principios de siglo, de poner en grave peligro a las instituciones políticas monárquicas, la verdad es que con el transcurso del tiempo, a lo largo de todo el reinado de ALFONSO XIII, irá disminuyendo su peligrosidad respecto a las instituciones. Las únicas posibilidades de los republicanos están en los errores de la monarquía. En este sentido su evolución será muy distinta de los partidos nacionalistas cuyo impacto irá creciendo a medida que avance el siglo.

Los republicanos, en las elecciones generales de hoy, logran sus mejores resultados en las circunscripciones urbanas y, en general, en las zonas de Catalunya (LERROUX), Valencia y Madrid.

En plena campaña electoral, un grupo de lerruxistas exaltados dispara contra el vehículo de los oradores de Solidaritat Catalana, SALMERÓN y Francesc CAMBÓ, cuando se dirigen al Casinet d’Hostafrancs a pronunciar un míting. El líder regionalista resulta gravemente herido. El atentado desacredita la formación de LERROUX, que al día siguiente, en Rubí, tiene que huir de la irritación popular.

En Barcelona, en las elecciones generales, la afluencia electoral será la más alta hasta la Segunda República: el 59%. El 71% de los votos han sido para Solidaritat Catalana y el 29% para los lerruxistas. Obtiene 41 de los 44 cargos a elegir. El clima social postelectoral lleva al periodista republicano Adolfo Marsillach a pedir a LERROUX que se vaya para siempre de Catalunya. A pesar de que la alternancia entre liberales y conservadores, fundamentada en el control cacical, ha sido desmontada en 1901, la abstención electoral continúa siendo muy alta. Aunque habrá otros grupos catalanistas situados más a la izquierda, la realidad es que la Lliga predominará de manera clara y a la altura de la Primera Guerra Mundial se habrá convertido incluso en hegemónica.

En Barcelona el propio LERROUX se queda sin acta de diputado ya que ha roto con los republicanos al integrarse estos en Solidaritat Catalana. Es creencia general que LERROUX recibe una ayuda económica secreta de parte del Ministerio de la Gobernación y que esto dura varios años, cuando gobiernan los liberales.

Durante los años noventa del siglo XIX se ha vivido una importante ola de atentados anarquistas. Personajes importantes del aparato restauracionista, o lugares y edificios emblemáticos, como el Liceo, se han constituido en los principales objetivos. A estas acciones siguen desmesurados procesos represivos -el de Montjuïc es el más famoso- que han afectado a amplios sectores del movimiento obrero. El obrerismo, sin embargo, se recupera a principio del siglo XX, a pesar de algunos atentados residuales en la primera década, en base a un replanteamiento doctrinal y organizativo. Posiblemente como respuesta de los trabajadores a Solidaritat Catalana formada por los políticos, en la fecha queda constituida en Barcelona, Solidaritat Obrera, que reúne trabajadores socialistas, sindicalistas, republicanos y anarquistas. La nueva organización se define como apolítica, reivindicativa y partidaria del sindicalismo revolucionario. Anarquistas y socialistas mantienen un cierto equilibrio de fuerzas y se ponen de acuerdo para actuar contra los radicales de LERROUX. Después endurecen sus posiciones ideológicas y los socialistas sufren un cierto grado de marginación.

Se crea, en la fecha, en Santander, el Partido Radical de Alejandro LERROUX con un programa tan radical que queda al margen de Solidaritat Catalana y de los partidos dinásticos. LERROUX crea este partido de ámbito nacional al escindirse de la histórica Unión Republicana de Nicolás Salmerón. Se trata de un partido republicano de centroizquierda y por tanto contrario no sólo a los partidos que ejercen el poder sino también a la misma Monarquia, pero no constituye en este sentido ningún peligro; en cambio cumplirá su misión dividiendo políticamente a la población de Barcelona e impidiendo así que el catalanismo pueda conseguir la unidad del pueblo catalán. (Posteriormente, el Partido Radical, durante los años de la República derivará cada vez más hacia el centroderecha, hasta colaborar con la CEDA en el gobierno).

Solidaritat Catalana está practicamente al borde de su ruptura interna. En las elecciones parciales del Ayuntamiento de Barcelona de 12/1908, los partidos que la conforman siguen unidos sobre el papel, pero el exceso de ambición da el triunfo al Partit Republicà Radical de LERROUX y Solidaritat Catalana queda deshecha, cortándose una colaboración provechosa entre el gobierno y las fuerzas vivas más representativas de Catalunya. Esta derrota de Solidaritat Catalana es considerada como un nuevo fracaso de MAURA. De la época de oposición a la Solidaritat Catalana son los discursos y los artículos más virulentos de LERROUX. El Lerrouxismo, fenómeno de masas populares no integradas y de sectores de la burguesía baja que no ven con simpatía el movimiento catalanista, coge fuerza y hunde sus raices en el gobierno de la ciudad.