El 9 de agosto Gerald FORD vicepresidente de EEUU., presta juramento del cargo de presidente de la nación, ante la dimisión de Richard Nixon enredado en el Watergate. “Nuestra larga pesadilla nacional ha terminado”, dijo FORD nada más jurar el cargo. Un mes después, dará continuidad a esta frase con la decisión más controvertida de su vida: perdonar a NIXON por cualquier delito que hubiese cometido durante su mandato. Siempre consciente de sus limitaciones dijo en cierta ocasión -“soy un Ford, no un Lincoln”-, en manido paralelismo automovilístico.
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