El catalán Ramón Mercader asesta de manera brutal un golpe en el cráneo a León TROTSKY incrustándole en el mismo un piolet recortado de alpinista que Mercader llevaba escondido bajo su impermeable, y que le causa una grave herida. El hecho tiene lugar en la casa fortaleza de Coyoacán, que posee TROTSKY en las afueras de Ciudad de México, donde vive exiliado por el régimen de Stalin. El Director de la policía del Banco de México, que es psiquiatra relata que “estaba fascinado por la personalidad de Ramón Mercader y le sometió a varios análisis psicológicos, en los que descubrió que sufría un enorme complejo de Edipo”. Puede que los servicios secretos de los soviéticos le seleccionaran precisamente por eso: quería ser el niño de mamá y TROTSKY era el enemigo de mamá. (En Coyoacán, actualmente se ubica un museo dedicado a TROTSKY). Ante la terrible herida en la cabeza de TROTSKY, es reclamada la asistencia de un médico amigo suyo y que por azares del destino también es catalán. Se trata del doctor Wenceslao Dutrem. Mercader, catalán, quiere que muera y Dutrem, asimismo catalán, trata de salvarle la vida. TROTSKY fallecerá al día siguiente a causa de la herida recibida.

La madre de RAMÓN MERCADER -el asesino de TROTSKY-, Caridad Mercader, es culta, burguesa e independiente, el símbolo de la seducción ejercida por la revolución soviética sobre capas ilustradas y al fanatismo al que se puede llegar. RAMÓN MERCADER fue incómodo para todos, incluidos quienes utilizaron los servcios de aquel joven que hablaba dos idiomas y sedujo a una militante, del círculo íntimo de TROTSKY, para perpetrar un asesinato que le perseguiría hasta su muerte, acaecida en La Habana en 1978.