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Alfonso VIII el Bueno, rey de Castilla, llamado también «el de Las Navas». Hijo de Sancho III y Blanca Garcés de Pamplona, derrotó a los almohades en la batalla de Las Navas de Tolosa, librada en 1212, y fue sucedido en el trono por su hijo Enrique. Por parte de padre era descendiente de los reyes de la Casa de Borgoña y del Condado de Barcelona, y por parte de madre, de los reyes de Pamplona y de Rodrigo Díaz de Vivar.
La sentencia de ENRIQUE II de Inglaterra, señala que Logroño y otras plazas riojanas deben volver a Castilla, mientras que ALFONSO VIII debe retornar las plazas capturadas recientemente. Tras ella, los reyes de Castilla y Navarra firman en Fitero un acuerdo de paz.
Como consecuencia de una incursión almohade en Castilla, ALFONSO VIII de Castilla se dispone a sitiar Cuenca, para lo que pide ayuda a ALFONSO II de Aragón. Durante el sitio, ALFONSO VIII realiza una incursión hasta Jerez y Arcos, pero sufre una derrota en un enfrentamiento con los almohades cuando regresa a Cuenca. En el transcurso del asedio ambos monarcas firman un nuevo acuerdo de amistad. Finalmente, Cuenca se rinde, en la fecha, y los dos reyes -el de Castilla y el de Aragón- entran victoriosos en la ciudad.
El laudo arbitral de ENRIQUE II de Inglaterra en 1176, que finalmente acepta SANCHO VI el Sabio de Navarra en 1179, se declara con toda solemnidad a Vizcaya, Álava, Guipúzcoa y Rioja como partes integrantes de derecho del reino de Castilla. Pero obtener el reconocimiento de un derecho no es lo mismo que ejercerlo. Esta distinción es rápidamente comprobada por ALFONSO VIII, quien ante la reticencia de SANCHO VI de Navarra en llevar a la práctica lo señalado en el laudo arbitral, se apodera de Logroño y fuerza una entrevista entre ambos monarcas para la solución definitiva de los problemas territoriales, de acuerdo con lo señalado en el laudo.
La crisis política de Al-Ándalus hace creer a los cristianos que su expansión es imparable y que, tarde o temprano, unos y otros pueden colisionar en sus campañas de conquista, de modo que los soberanos de Castilla y León y los de Aragón se reparten las áreas a conquistar. ALFONSO VIII de Castilla y ALFONSO II el Casto de Aragón firman un nuevo tratado -el Tratado de Cazorla- sobre sus zonas de influencia y reconquista. Por este Tratado se rectifica el de Tudején (1156) que fija los límites de conquista entre Castilla y la Corona de Aragón. En efecto, en este primer Tratado se asignaba la reconquista de Murcia a los reyes de Aragón. Esta adjudicación, sin embargo, se invierte en el de Cazorla. De esta manera, el Reino de Murcia es destinado a constituir un acceso al mar para la Corona de Castilla y una muralla enfrente de la futura expansión catalana hacia el sur. Por todo ello, el rey de Castilla levanta a ALFONSO II el deber de vasallaje que los reyes de Aragón deben a los de Castilla -ya que ALFONSO VII devolvió Zaragoza a RAMIRO II en 1136-. Este deber de vasallaje consiste en que el rey de Aragón tiene la obligación de asistir a la coronación de los reyes de Castilla empuñando una espada desenvainada.
Entre 1178 y 1181 se suceden enfrentamientos entre ALFONSO VIII de Castilla y FERNANDO II de León, que se intentan cortar mediante el tratado de paz de Medina de Rioseco (21/3/1181).
Prosiguen los enfrentamientos entre ALFONSO VIII de Castilla y FERNANDO II de León, por lo que, en la fecha, se firma un nuevo tratado de paz, el de Fresno y Lavandera, en el que se fijan, de nuevo, las zonas de expansión y, sobre todo, los límites definitivos entre ambos reinos.
En esta época, las tropas castellanas de ALFONSO VIII penetran profundamente en tierras de al-Ándalus y llegan a arrasar las inmediaciones de Córdoba.
ALFONSO VIII, junto con las órdenes Militares de Calatrava, Santiago y el Hospital, procede a la conquista y repoblación de las tierras de los ríos Tajo y Guadiana
Fallece D. Pedro Ruíz de Azagra -señor de Albarracín- y su hermano D. Fernando Ruíz de Azagra pasa a ser el segundo señor en la historia de Albarracín, hasta su muerte en el año 1196. ALFONSO II de Aragón se reúne en Agreda con ALFONSO VIII de Castilla, y ambos acuerdan continuar la lucha y acabar con la rebeldía del señor de Albarracín (protegido de Navarra), que continúa con su insumisión frente al rey de Aragón. Pero poco después, quizás atemorizado por la fuerza que va adquiriendo Castilla, ALFONSO II cambiará su política de amistad con ALFONSO VIII y se acercará a Navarra, olvidándose de Albarracín, por el momento. Además, D.Fernando Ruíz de Azagra y ALFONSO II llegarán a ser amigos, frenando las aspiraciones del castellano que aspiraba a anexionarse Albarracín.
Con la posible complicidad de la madrastra del recien coronado rey de León, ALFONSO IX, el rey de Castilla, ALFONSO VIII, efectúa un nuevo ataque a tierras leonesas y se apodera de Coyanza (hoy Valencia de Don Juan). Luego se reúne con ALFONSO IX en Soto Hermoso para llegar a una nueva paz. ALFONSO VIII debe viajar a Carrión para asisitir a una Curia regia, ALFONSO IX marcha con él y durante dicha curia es armado caballero efectuando el acto de vasallaje al rey de Castilla. Este acto le lleva a sentir permanente rencor contra el rey castellano.
