ENRIQUE II Plantagenet, desarrollará un gobierno centralizado y autoritario del “Imperio angevino” (de “Anjou”), Inglaterra, Normandía, Aquitania y Anjou. Reclamará también Bretaña, y así además de Inglaterra gobernará sobre tres quintas partes de Francia. Como es lógico, en las provincias francesas, ENRIQUE II acepta la preeeminencia del rey de aquel país, pero no toma demasiado en serio esta formalidad pues es demasiado poderoso -los territorios controlados por Enrique en Francia (el Imperio angevino) exceden en extensión a los de su nominal señor feudal, LUIS VII- para rendirle homenaje. Así, pues, la inevitable guerra entre los Plantagenet y los reyes capetos se prolongará durante muchos años.

Fallece el rey de Francia, LUIS VII en Melun a causa de una caquexia paralítica. Al día siguiente, es inhumado en la abadía real de Saint-Port en Barbeau. Durante la segunda mitad de su reinado, LUIS VII estuvo completamente eclipsado por ENRIQUE II de Inglaterra, que controlaba más territorio francés que el propio LUIS. Éste hizo cuanto pudo para ayudar a los enemigos de aquél. Así, apoyó al arzobispo Becket y, lo que es más importante, estimuló a los hijos de Enrique para que se rebelaran contra su padre.