Después de haber participado, junto con otros reinos de la Península, en un plan bélico para destruir la unión entre Castilla y León, DIONISIO I de Portugal firma, en la fecha, con FERNANDO IV de Castilla y León, un tratado de paz. A cambio de su promesa de ayuda, el rey portugués recibe pequeñas concesiones territoriales. La paz se sella con dos futuros matrimonios: FERNANDO IV casará con CONSTANZA de Portugal (1302) y BEATRIZ, hermana del rey castellano, lo hará con el heredero de DIONISIO I, don Alfonso.

Cuando cuenta catorce, años, FERNANDO IV el Emplazado es proclamado mayor de edad. Los nobles tienen prisa en apartar a la voluntariosa e inteligente MARÍA de Molina. Con FERNANDO en el poder, el triunfo de la nobleza, de aquellos que precisamente le han combatido, es total y absoluto.

Después de una larga serie de incidentes, los nobles y JUAN llegan a un acuerdo con el regente ENRIQUE y juran fidelidad a FERNANDO IV. Este juramento, posiblemente nada sincero, representa un cambio de táctica. Los nobles, que han salido beneficiados de la lucha, pretenden ahora gobernar con FERNANDO IV en lugar de derribarlo.

Después de la conquista y capitulación en la fecha, de Lorca, JAIME II el Justo se dispone a tomar Mula y Alcalá, pero la llegada de refuerzos castellanos le obliga a ponerse a a la defensiva. Cambiada, pues, la situación, se inicia la ofensiva para recuperar Murcia y los castellanos obligan a los aragoneses a retroceder hacia la capital de aquel reino. Lo que se avecina ya como una inevitable derrota aragonesa no llega a producirse ya que, en una confusa maniobra, se detiene el avance castellano. Los acontecimientos en Castilla llevan al establecimiento de negociaciones que JAIME II acepta ya que no parece hallarse en situación de continuar la guerra si ésta se alarga excesivamente.

LLegado a la mayoría de edad, FERNANDO IV el Emplazado, rey de Castilla, mostrose tan ingrato con su madre, que llegó a exigirle cuenta de los gastos que se habían hecho durante su minoría. Se casa con CONSTANZA de Portugal. Esta boda lleva parejo una notable influencia portuguesa. Por ello, una parte de la nobleza, con la que puede estar relacionada la reina, busca la paz con Aragón a fin de que la amistad con JAIME II el Justo sirva de contrapeso al influjo portugués.

Después de diversas visicitudes se firma en Torrelles la paz con Castilla -Tratado de Torrelles- y el reino de Murcia, conquistado ocho años antes por las fuerzas catalanas, es dividido en dos partes, la zona de Alicante, Elche y otras poblaciones hasta el límite que actualmente separa a Murcia y Alicante, es incorporada a Valencia. Al cabo de poco tiempo, JUAN Manuel, que ha participado activamente en el tratado de paz, se casa con Constanza, hija de JAIME II el Justo.

Castilla y León establecida la paz con Granada, que conserva aquellas villas que ha conquistado durante su ofensiva, se inician las conversaciones para llegar a la paz con Aragón. Así, como parte de la sentencia arbitral de Torrellas, los reyes JAIME II de Aragón y FERNANDO IV de Castilla y León acuerdan la renuncia de ALFONSO de la Cerda a todos sus derechos sobre el trono de Castilla. En compensación, es designado Señor de Alba, Béjar y Gibraleón. ALFONSO se establece en Francia donde el rey Carlos IV lo nombra barón de Lunel en la región de Languedoc-Rousssillon. Por otra parte, se incorporan en la Corona de Aragón varias comarcas próximas a Alicante Así empieza una etapa de paz que JAIME II el Justo aprovechará para sanear la tesorería y para reorganizar la curia palatina siguiendo el modelo siciliano de los Hohenstaufen.

Colaboración de los castellanos, aragoneses y catalanes, puestos de acuerdo en las persona de sus respectivos reyes FERNANDO IV el Emplazado de Castilla y JAIME II el Justo de Aragón y Catalunya, que, reunidos en el monasterio soriano de Santa María de Huerta deciden reactivar la reconquista.

JAIME II el Justo, FERNANDO IV el Emplazado y Abu Rabi’a firman el Tratado de Fez para arrebatar Ceuta al reino de Granada.

Las proyectadas tomas de Almería y de Algeciras por FERNANDO IV de Castilla y JAIME II de Aragón, proclamadas como primeros objetivos de la campaña por el posterior tratado de Alcalá fracasan y únicamente queda Gibraltar como premio de aquel esforzado intento.