FEDERICO II Hohenstaufen, emperador de Alemania, avanza contra la Liga cuando, en la fecha, fallece de disentería. En su lecho de muerte, se arrepiente de sus crímenes, y el Arzobispo de Palermo le administra los últimos sacramentos. Durante su reinado, FEDERICO II ha fomentado la vida intelectual, y siendo un ateo de hecho, se ha encontrado mucho más a gusto con judíos y musulmanes ilustrados que con cristianos. De él se ha llegado a decir que practicaba la magia negra. Durante casi un siglo circulará la leyenda de que está oculto y con vida en una cueva de las montañas Kyffhäuser, en la región de Turingia. Allí, Federico espera que lo invoque el pueblo alemán para regresar y restaurar la paz en el Imperio.