FRASES DE LA HISTORIA

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PEDRO y PABLO -tal vez el mismo día- son muertos por orden de NERÓN.


PEDRO y PABLO -tal vez el mismo día- son muertos por orden de NERÓN (o quizá Pedro en 64 y Pablo en 67). PEDRO, como no es ciudadano romano es condenado a la cruz y crucificado en el monte Vaticano. Es un apócrifo tardío el que narra la crucifixión de PEDRO y cuenta la tradición que en el último momento pide a sus verdugos que lo crucifiquen cabeza abajo, pues se siente indigno de morir como el Maestro. Sobre la tumba de PEDRO se levanta hoy la Basílica Vaticana. PABLO, que sí es ciudadano romano, es decapitado en el camino de Ostia. El primer testimonio conocido de la decapitación de PABLO en Roma se encontrará en Tertuliano que escribirá a finales del siglo II. Cerca del lugar donde PABLO es martirizado se alzará la Basílica de PABLO extramuros. No se podría encontrar mejor epitafio para su tumba que sus propias palabras: “luchó bien; corrió y alcanzó la meta; conservó la fe; morir para él, fue una ganancia…”. A la muerte de PEDRO y PABLO, el Evangelio ya se ha afirmado en varias regiones del Imperio y las comunidades cristianas, en su organización interna, ya han adquirido una fisonomía bien definida. PABLO será conocido como el “Apóstol de los gentiles”.

Primera muestra de una decisión oficial de Roma frente a la cuestión cristiana.


PLINIO el Joven, sobrino de Plinio el viejo, es amigo del emperador TRAJANO y en el año de la fecha, es nombrado gobernador de Bitinia y Ponto. Desde allí enviará a TRAJANO gran número de despachos sobre asuntos diversos, algunos de nimia importancia, que, en realidad, él mismo debería solucionar. Y entre aquellos miles de asuntos uno destaca por su novedad: “¿Los cristianos tienen que ser castigados por su condición de tales, o porque han cometido algún delito o crimen contra la propiedad del Estado?”. La respuesta de TRAJANO constituye la primera muestra de una decisión oficial de Roma frente a la cuestión cristiana: “En principio no deberían ser objeto de persecución si no intentan extender la superstición. Solamente es necesario castigarles cuando su delito sea probado, pero si aún entonces se retractan y adoran a nuestros dioses, entonces deben ser liberados”. El emperador TRAJANO, prohibe, más adelante, que se delate a los cristianos, pero sigue considerando el cristianismo como un delito. Quien es acusado públicamente de ser cristiano, puede ser castigado incluso con la muerte. Toda esta situación se ha considerado la “tercera” persecución general contra los cristianos por parte del poder imperial.

DIDIUS JULIANUS es asesinado después de 66 días de reinado por un soldado de SEVERO.


La mayoría de los jefes militares romanos no están de acuerdo con el nombramiento de JULIANO por lo que se dirigen con sus legiones hacia Roma. SEVERO -gobernador de la provincia de Panonia- es el que está más cerca y por ello, el senado aprueba una moción proclamando emperador a SEVERO, la concesión de honores divinos a Pertinax, y la condena a muerte a JULIANO. Este es abandonado por todos y es asesinado en el palacio -en la fecha- por un soldado. SEVERO rechaza a la guardia pretoriana y ejecuta a los soldados que habían matado a Pertinax. Las últimas palabras de JULIANO, son: “Pero, ¿qué mal he hecho? ¿A quién he matado?”.

Martirio de Santa Águeda o Ágata en Catania (Sicilia)


En tiempos de persecuciones contra los cristianos, decretadas por el emperador Decio, el procónsul de Sicilia, Quintianus, rechazado en sus avances por la joven Águeda, que ya había ofrecido su virginidad a Jesucristo, en venganza por no conseguir sus placeres la envía a un lupanar, regenteado por una mujer llamada Afrodisia, donde milagrosamente Águeda conserva su virginidad. Aún más enfurecido, ordena que torturen a la joven y que le corten los senos. La respuesta de la que posteriormente sería santa, es: Cruel tirano ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?. Aunque en una visión vio a San Pedro y este curó sus heridas, siguió siendo torturada y fue arrojada sobre carbones al rojo vivo y revolcada en la ciudad de Catania, Sicilia (Italia). Además se dice que lanzó un gran grito de alegría al expirar, dando gracias a Dios

Martirio de Santa Lucía de Siracusa.


Cuando Lucía (Santa Lucia de Siracusa) es arrestada bajo la acusación de ser una cristiana, Pascasio le ordena que haga sacrificios a los dioses. Entonces Lucía dice: “Sacrificio puro delante de Dios es visitar a las viudas, los huérfanos y los peregrinos que pagan en la angustia y en la necesidad, y ya es el tercer año que me ofrecen sacrificios a Dios en Jesucristo entregando todos mis bienes.” Irritado Pascasio por lo que ha dicho Lucía, ordena a sus soldados a que la lleven a un prostíbulo para que la violen y luego se dirige a Lucía diciéndole: “Te llevaré a un lugar de perdición así se alejará el Espíritu Santo”. Los soldados la toman para llevársela, pero por más que se esfuerzan, no pueden con ella, prueban también atarla con cuerdas, en las manos y en los pies, pero por más que se esfuerzan, no pueden. Inexplicablemente la muchacha permanece rígida como una gran piedra. Al enterarse de lo sucedido, Pascacio acusa a Lucía de brujería y por esa razón es llevada a la hoguera, pero el fuego no le hace ningún daño. Al ver esto, ordena que le saquen los ojos, pero a pesar de estar ciega sigue viendo. Pascasio, enfurecido, la condena a ser decapitada.

La actuación de CONSTANTINO favorable al cristianismo entraña un peligro completamente distinto.


La actuación de CONSTANTINO favorable al cristianismo entraña un nuevo peligro completamente distinto. Tanto que un cardenal de la Iglesia llegará a decir siglos después: “la Iglesia teme menos a los ‘Nerones’ que a los ‘Constantinos'”. Y es que el emperador CONSTANTINO se erige por su cuenta en protector de la Iglesia. Cristo había dicho: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”… Pero ahora el César decide lo que es del César y lo que es de Dios. (La Iglesia Ortodoxa griega proclamará santo a CONSTANTINO. La Iglesia Católica jamás ha hecho tal cosa).

Se prohÍben los sacrificios paganos, posteriormente seguirán otras actuaciones en este sentido.


El “Edicto” de Milán de 313, fue una auténtica declaración de libertad religiosa: “Hemos pensado que la política más razonable es que, bajo ningún pretexto, pueda privarse a nadie de la libertad de escoger su religión, tanto si prefiere la cristiana como otra cualquiera”, se dice en un párrafo del mismo; sin embargo sucesivos edictos irán limitando el campo hasta dejar sólo muy pocas opciones, parece que su función es legitimar la religión cristiana como única del Imperio. Así, pues, en el año 341 se prohíben los sacrificios paganos, posteriormente seguirán otra actuaciones en este sentido. CONSTANCIO publica un decreto -“Que cese la superstición” (Cesset Superstitio), que alienta una actitud belicosa y, en algunos casos, la destrucción deliberada de estatuas y templos.

El “Edicto de Tesalónica”, por TEODOSIO I, confirma el cristianismo como religión de Estado.


Por el “Edicto de Tesalónica” (Cunctos populos), promulgado, en la fecha, por el emperador romano de Oriente TEODOSIO I el Grande, se establece el catolicismo como religión de Estado en el Imperio, terminando con los últimos restos de paganismo y constituyendo el final de la evolución del Imperio romano enteramente cristianizado. Dice el decreto: “es voluntad de los emperadores que todos profesen la religión que Pedro transmitió a los romanos y es la profesada por Dámaso. Creemos en una sola divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, con idéntica majestad y Santa Trinidad”. El emperador se sitúa con claridad en la fe de Nicea y prepara el tema que se debatirá en el concilio convocado en Constantinopla para mayo de 381. Así, pues, quien erige al catolicismo como religión oficial del Estado es TEODOSIO I, ya que Constantino I se había limitado, con el “Edicto de Milán” en 313, únicamente a prohibir que se persiguiese a los cristianos y a ofrecer una libertad de culto.

IV Concilio ecuménico en Calcedonia a orillas del Bósforo.


Habiendo sido detenido el empuje de los hunos de ATILA, la emperatriz PULQUERIA influye para que el emperador MARCIANO convoque ahora un nuevo Concilio Ecuménico. En efecto, el Concilio se reúne en Oriente, en Calcedonia (IV Concilio Ecuménico) a orillas del Bósforo. El Papa LEÓN I es invitado a que presida el Concilio. LEÓN I no puede desplazarse por la invasión de los hunos. El obispo de Roma envía tres legados. Es la primera vez que el obispo de Roma preside un concilio ecuménico. Más tarde se convertirá en la condición requerida para que un concilio sea reconocido como ecuménico. La carta del papa LEÓN I, traza claramente y para siempre, la doctrina ortodoxa: “Creemos firmemente en un Cristo único, en el cual hay dos naturalezas, no confundidas, no transformadas, no divididas, porque la unión de las naturalezas no ha quitado la diferencia en cuanto que cada una de ellas ha conservado sus respectivas propiedades y se ha unido con la otra en una única Persona y en una única hipóstasis”. Los padres conciliares saludan las conclusiones proclamando: “¡Ésta es la fe de nuestros padres!” “¡Pedro ha hablado por boca de León!”

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