Francia restablece de nuevo las servidumbre en las colonias, la trata de esclavos y el viejo “Código Negro” de Luis XIV. Todos los esclavos vuelven a la situación que han tenido antes de 1789.

Para aterrorizar a los realistas, Bonaparte secuestra a un inofensivo miembro de la familia real, Louis-Antoine-Henri, duque d’Enghien. Ha permanecido viviendo tranquilamente en Baden, un estado alemán situado al este de la frontera francesa, pero es apresado por las fuerzas francesas, sometido a una parodia de juicio y ejecutado el 20 de marzo de 1804. La falta de justificación de esta sentencia es tan clara, que acabará convirtiéndose en un gran argumento propagandístico contra Bonaparte. En esa época se acuñará la frase «fue peor que un crimen; fue una torpeza».

BONAPARTE decide que no se pondrá fin a las conspiraciones contra su régimen y su persona, hasta que quede claro que si a él lo matan, algún miembro de su familia le sucederá automáticamente. Así, pues, para dar continuidad a su obra, NAPOLEÓN consigue, en la fecha, que el Senado apruebe una propuesta de que “el Primer Cónsul sea declarado Emperador de los franceses y que la dignidad imperial sea declarada hereditaria para toda la familia”. No podemos olvidar la gran influencia que ha tenido la historia de Roma, que ha sido mitificada, sobre la Revolución Francesa. Ello explica el nombramiento de NAPOLEÓN como emperador, culminación de su brillante carrera política y militar. Este hecho, provocará la ira de los republicanos. La ambición de NAPOLEÓN Bonaparte aún desea más. Y fija una fecha precisa para la solemne ceremonia de su coronación: el día 2 de diciembre de 1804, en la catedral de Nuestra señora en París. Y recordando la figura de Carlomagno, decide que sea el propio pontífice, PÍO VII, quien le consagre.

El pueblo francés refrenda el decreto del Senado en relación al nombramiento de Emperador del Primer Cónsul, con un plebiscito abrumador: tres millones y medio de votos a favor, frente a dos mil quinientos en contra.

En el bosque de Fontainebleu, NAPOLEÓN Bonaparte recibe al papa PÍO VII, que poco después le coronará emperador.

El Papa PÍO VII se niega a consagrar a NAPOLEÓN y a JOSEFINA si no se realiza la ceremonia religiosa de su matrimonio (realizada sólo por lo civil el 9 de marzo de 1796). Debido a esto, en ceremonia privada realizada en la Capilla Real de las Tullerías el dia anterior a la coronación, es decir el 1 de diciembre de 1804, se efectúa la ceremonia religiosa. De esta manera también, NAPOLEÓN mantendrá un as bajo la manga: puede anular el matrimonio posteriormente si le conviene bajo el argumento de que no ha sido realizado con todas las solemnidades del caso.

Ceremonia de consagración de BONAPARTE como emperador -NAPOLEÓN I-. (En el Museo del Louvre está expuesto el cuadro de Louis DAVID que refleja un momento de esta ceremonia celebrada en Notre-Dame de París.) NAPOLEÓN coloca la corona sobre la cabeza de su esposa JOSEFINA, inclinada ante Su Majestad, en presencia del papa PÍO VII. En este cuadro se puede apreciar como NAPOLEÓN ha creado en torno suyo una verdadera corte, en la que los uniformes y la etiqueta imitan a los de las otras cortes europeas. Después, NAPOLEÓN recibirá la corona de emperador de manos del Pontífice, pero no quiere que se la coloque el Papa. Sólo permite que le unja y le bendiga. En un gesto de independencia, se coloca la corona él mismo sobre su cabeza.

Napoleón BONAPARTE depués de coronarse, tiene la impudicia de pedir al Papa que se quede en Francia, bien en París, bien en Aviñón. PÍO VII contesta que nunca lo hará voluntariamente y que si se le obliga, quien se quedará será «el pobre monje Chiaramonti», no el Papa… Napoleón es lo suficientemente astuto como para dejarle marchar, pero, enseguida, denuncia el Concordato.

La coronación de NAPOLEÓN marca el final de la República francesa, que sólo ha durado doce años. Napoleón crea una corte y ennoblece a sus generales, pero ahora la nobleza depende de la capacidad y de los logros, y no del nacimiento. La nueva monarquía se muestra mucho más eficaz que la antigua. Napoleón hubría conseguido grandes realizaciones si hubiera dejado de guerrear, pero no le es posible. NAPOLEÓN, como emperador, inaugura un gobierno personal, autocrático y arbitrario, con un ilimitado poder. La monarquía imperial no será, en adelante, más que una monarquía absoluta, en la que la dirección del gobierno estará sola y exclusivamente en manos del soberano. Ni la Constitución ni las leyes ni la majestad de los otros poderes del Estado serán respetadas; se suprimirá, igualmente, la libertad individual y la libertad de pensamiento. Sin embargo, NAPOLEÓN se preocupa de dar gran impulso a la cultura, al fomento de la industria y el comercio; habilita numerosos puertos y embellece Paris y otras ciudades, a la vez que dicta sabias leyes que le darán celebridad; y, finalmente, sueña con hacer de Francia: La primera nación del mundo.

La actitud hostil mostrada reiteradamente por los ingleses desde la paz de Amiens de 1802 que hunden y saquean las naves españolas que se dirigen a las colonias, y el decidido apoyo de España a Francia en el conflicto anglo-francés, hacen que la Corona española declare, en la fecha, la guerra a Inglaterra y acceda a los planes napoleónicos para invadir las islas Británicas.