IMPERIO DE LOS ALMORÁVIDES (1086-1146)

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El Penedès sufre los efectos de una fuerte invasión de los almorávides. LUIS VI no facilita ayuda.


En este año, el Penedès sufre los efectos de una fuerte invasión de los almorávides que quema las iglesias, destruye los pequeños poblamientos, toma y destruye Olèrdola y despuebla prácticamente toda la comarca al hacer varios miles de cautivos. Hay fuertes luchas y RAMON BERENGUER III se ve en la necesidad de pedir ayuda al rey de Francia, LUIS VI el Gordo, enviándole una embajada presidida por el obispo de Barcelona. Pero la ayuda francesa que podría haber vuelto a hacer efectivo el olvidado vasallaje del Condado de Barcelona, no llega y éste tiene que defenderse solo.

Los almorávides que han conquistado todos los reinos de taifas de la península Ibérica, entran en Zaragoza sin encontrar resistencia.


Los almorávides que han conquistado para su Imperio todos los reinos de taifas de la península Ibérica, entran, en la fecha, en Zaragoza sin encontrar resistencia. Abd al-Malik, Imad al-Dawla, apodo que significa pilar de la dinastía, se refugia en el castillo de Rueda, en el valle del Jalón, donde forma una pequeña Corte que se mantendrá allí durante varios años.

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Los almorávides penetran por la zona portuguesa y llegan hasta las mismas puertas de Oporto.


Los almorávides penetran por la zona portuguesa y llegan hasta las mismas puertas de Oporto.

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Las tropas musulmanas son derrotadas por un ejército catalán en el Congost de Martorell.


Entretanto, posiblemente para intentar apartar a los catalanes de su presión contra las Baleares, el qa’id de Zaragoza Muhammad ben al-Hach, después de reunirse en tierras catalanas con otro contingente que mandaba Ibn A’isha, se dirige hacia la ciudad de Barcelona. Pero las tropas musulmanas son sorprendidas por un ejército catalán en el Congost de Martorell y sufren, en la fecha, una terrible derrota. Muhammad ben al-Hach resulta muerto en la contienda.

Ataque almorávide a la ciudad, pero Ramón Berenguer III le obliga a retirarse con grandes pérdidas.


Apenas regresado RAMON BERENGUER III a Barcelona, tiene que hacer frente a un nuevo ataque almorávide. El nuevo aq’id de Zaragoza, Abu Bakr ben Tifilwuit, decide vengar la suerte de su antecesor por lo que se dirige hasta Barcelona, sitiando la ciudad. Pero el conde de Barcelona le sale al encuentro, le derrota y, en la fecha, le obliga a retirarse con grandes pérdidas.

Los almorávides recuperan Mallorca e Ibiza cuando los cristianos ya las han abandonado.


Los almorávides recuperan Mallorca e Ibiza cuando los cristianos ya las han abandonado. La reacción islámica es, pues, muy rápida lo cual refleja las dificultades que habrían tenido los cristianos, y muy particularmente RAMON BERENGUER, si hubiesen querido mantener la posesión de las islas.

ALFONSO I toma las plazas de Almudévar, Sariñena, Gurrea y Zurea, en el camino hacia Zaragoza.


ALFONSO I el Batallador, inspira a los franceses -ávidos de venganza por la muerte de Roldán en el año 778- el deseo de participar en la toma de Zaragoza (Saraqusta) mediante la organización de una auténtica cruzada, que es proclamada en el Concilio de Tolosa por el papa GELASIO II. Al ejército franco se unen los contingentes castellanos y vizcaínos de magnates aliados de ALFONSO, como DIEGO LÓPEZ de Haro; los de algunos condes catalanes y, por supuesto, las tropas aragonesas y navarras del propio rey. Al frente de este ejército, ALFONSO I pronto toma las plazas de Almudévar, Sariñena, Gurrea y Zurea, en el camino hacia Zaragoza.

ALFONSO I erl Batallador pone sitio a Zaragoza y Lleida, pero tiene que levantar el sitio.


ALFONSO I el Batallador, una vez separado de URRACA, dedica todos sus esfuerzos a la reconquista de todo el valle del Ebro. Aprovecha el debilitamiento que sufre ALFONSO VI después de su fracaso frente a los almorávides para avanzar posiciones y lanzarse a la conquista de Zaragoza. En 1117 pone sitio a Zaragoza y Lleida, aunque el tercer desembarco del caudillo almorávide YUSUF en la península, obliga a ALFONSO a levantar el sitio.

Las tropas cristianas entran en las calles de Zaragoza. Se fija en la Aljafería las condiciones de la rendición.


En la fecha, las tropas cristianas de Alfonso I el Batallador entran en las calles de Zaragoza después de fijar en la Aljafería las condiciones de la rendición. Muchos musulmanes abandonan la ciudad. Los que se quedan serán llamados mudéjares y ellos serán los que contribuirán en la Baja Edad Media al desarrollo de la agricultura y la artesanía aragonesa. Desde entonces, la capital del Reino de Aragón pasa de Jaca a Zaragoza. De hecho han sido cuatrocientos cuatro años de dominio musulmán en Zaragoza, una época dorada para esta ciudad, tal vez la más brillante de toda su historia, la última gran metrópoli en la frontera del Islam.

ALFONSO I el Batallador pone sitio a Calatayud y derrota en Cutanda, al ejército almorávide.


ALFONSO I el Batallador pone sitio a Calatayud y, en la fecha, derrota estrepitosamente -quizá en la batalla más cruenta librada hasta la fecha por los aragoneses- en Cutanda al ejército almorávide que acude en auxilio de la plaza sitiada. Tras ello, Calatayud se rinde y el Batallador toma también Daroca, las dos ciudades más importantes del sur del viejo reino de Zaragoza. Cruza el río del mismo nombre y erige una plaza fortificada a la que da el nombre de Monreal. Y ya sin oposición sigue conquistando ciudades; entre 1121 y 1122 gana Medinaceli y Sigüenza. Y es que ALFONSO I está tan seguro de su poder que en su cabeza bulle la idea se seguir avanzando y conquistando tierras hasta llegar al Mediterráneo y desde allí embarcar hacia Tierra Santa y seguir hasta Jerusalén. Victoria tras victoria su moral está tan alta que su ambición parece no tener limite.