ZENÓN I busca una solución al conflicto monofisita con la publicación en 482 de un edicto conocido como “Henotikon” en el que se propugna una fórmula de unión entre monofisitas y la doctrina considerada como ortodoxa. En efecto, ante la segregación de iglesias africanas y asiáticas, el emperador ZENÓN I el Isáurico, en un esfuerzo por restablecer la unidad religiosa dentro de los límites de su imperio, encarga a los patriarcas de Alejandría, PEDRO MONGO, y de Constantinopla, ACACIO, la redacción de una confesión de fe. Ésta tiene el título de “Henotikon” (Acta de unión), y el carácter de ley del Imperio. En el documento se condena a NESTORIO y EUTIQUES y sólo se admiten como normas de fe el concilio de Nicea y los anatemas de Cirilo contra NESTORIO, rechazándose las conclusiones del concilio de Calcedonia de 451, lo que lo hace inaceptable para la Santa Sede.

FÉLIX III (II) -papa- (13.3.483-1.3.492). Perteneciente a la familia senatorial romana de los Anicia, este aristócrata era hijo de un sacerdote y estuvo casado, siendo padre de dos hijos, antes de ser elegido para suceder a Simplicio en la silla de San Pedro. Es elegido pontífice gracias al apoyo del rey germano ODOACRO. Su primer acto es negar el “Henotikon” o “acto de unión”, el edicto que el emperador bizantino ZENÓN ha promulgado en 482 con el intento de llegar a una solución de compromiso entre el monofisismo y la doctrina considerada ortodoxa emanada del Concilio de Calcedonia. A continuación envía una delegación de dos obispos a Constantinopla para intentar convencer al inspirador del citado edicto, el patriarca ACACIO, de que lo rechace y que anule el nombramiento de patriarca de Alejandría del monofisita PEDRO el Notario quien había ocupado dicha sede patriarcal tras la deposición del anterior patriarca, más cercano a los postulados romanos.

A pesar de la solicitud del papa, ACACIO, patriarca de Constantinopla, no sólo no renuncia a su doctrina ni anula el nombramiento, sino que logra atraer a los propios legados pontificios a sus postulados doctrinales. FÉLIX III (II) convoca en respuesta un concilio que, en la fecha, excomulga al patriarca ACACIO, autor de “Henotikon”, quien a su vez responde borrando el nombre del papa de los dípticos litúrgicos lo que equivale a la excomunión del pontífice. Se inicia así el “Cisma acaciano” (484-519) que dividirá la Iglesia durante los siguientes 35 años. Esta excomunión, dará pie a la segregación de la Iglesia de Constantinopla. El polémico documento no ha sido aceptado por los monofisitas de Egipto y Siria, porque en él se condena a EUTIQUES, pero sí por los armenios. Las defecciones producidas en esos tiempos se ha estimado que constituyen la cuarta parte del total de cristianos en el mundo.

Los adversarios del papa SIMACO que lo acusan de simonía y de celebrar la Pascua en una fecha equivocada, eligen pontífice a LORENZO, antipapa (498-505). SIMACO será finalmente reconocido por todos gracias a la decidida actitud de TEODORICO el Grande. Será un gran constructor de templos y un decidido defensor de la ortodoxia, primero contra los defensores del cismático ACACIO y después contra los partidarios del “Henotikon”. En Roma llegará a expulsar de la ciudad a los maniqueos. Este Papa establece que el papa no podrá ser juzgado por persona alguna (Constitutum Silvestri). Políticamente, los papas pasan a depender de los ostrogodos y posteriormente de los lombardos.