PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1840)

Total de piezas: 36

Los carlistas intentan una operación audaz: la “Expedición real”.


En la fecha, los carlistas intentan una operación audaz: la “Expedición real”, llamada así porque en ella marcha el propio pretendiente CARLOS V. Parte de Estella, cruzará Aragón y Catalunya (en donde se le sumará Cabrera con sus hombres) y se dirigirá hacia Madrid.

La “Expedición real”, Carlos María Isidro y sus fuerzas, llega hasta las mismas puertas de Madrid. Espartero le obliga a retirarse.


La “Expedición real”, Carlos María Isidro con sus fuerzas, llega hasta las mismas puertas de Madrid, esperando ingenuamente que la propia regente María Cristina se le una y probablemente algunas complicidades que no se producen. Esta indecisión de los carlistas permite al liberal ESPARTERO reaccionar a tiempo y acaba obligando a los carlistas a retirarse sin haber alcanzado ningún objetivo práctico. El prestigio de ESPARTERO aumenta comenzando realmente, a partir de este momento, su carrera política.

Las fuerzas carlistas entran en Valladolid.


Las fuerzas carlistas entran en Valladolid.

El general carlista Ramón CABRERA conquista Morella convirtiéndola en base de sus operaciones militares.


En el año 1838 el general carlista Ramón CABRERA, tortosino, conquista Morella convirtiéndola en base de sus operaciones militares y en emblema y símbolo de su combate contra los liberales de ISABEL II.

Esta pieza también aparece en ... RAMÓN CABRERA (General carlista)  • VALENCIA (Hasta 1982)

La conquista de Ramales y Guardamino a cargo de ESPARTERO, le vale el título de “duque de la Victoria”.


La conquista de Ramales y Guardamino a cargo de ESPARTERO, le vale el título de “duque de la Victoria”, y con la ocupación de Arlabán y Durango termina prácticamente la guerra en el frente vasco-navarro.

Rafael Maroto jefe militar de las tropas carlistas, ordena en Estella el fusilamiento de varios altos cargos.


Rafael MAROTO, que en 1838 ha sido nombrado jefe militar de las tropas carlistas, ordena en Estella el fusilamiento de varios altos cargos, entre ellos algunos generales, acusados de conspirar para despojarle del mando. Este hecho altera decididamente la balanza a favor del bando liberal.

Firma de un convenio en Oñate por el que se apunta el final de la Primera Guerra Carlista.


Los generales Espartero y Maroto, jefes de los bandos isabelino y carlista, respectivamente, acuerdan en Oñate el convenio de Bergara para poner fin a la primera guerra carlista. Se hará público dos días más tarde con el abrazo de Bergara. Por este acuerdo, se reconoce a ISABEL II como reina legítima de España por los carlistas del norte. Las negociaciones del convenio son largas y difíciles y cuentan con la mediación de potencias como Francia y Reino Unido. Finalmente el convenio recomienda a las cortes la conservación de los fueros vascos y navarros, el reconocimiento de los grados y sueldos de los militares carlistas y la liberación de los presos.

El pacto entre MAROTO y ESPARTERO se establece sobre el inmenso prestigio de ESPARTERO.


El pacto entre MAROTO y ESPARTERO se establece sobre el inmenso prestigio de ESPARTERO, sin duda merecido, pero considerablemente exagerado, porque otros generales menos teatrales o carentes de apoyos políticos -Marcelino Oráa, Isidoro Alaix- han contribuido tanto como ESPARTERO a la victoria final. El 31 de agosto de 1839 es, pues, una fecha clave en la Historia de España. Este día, un jefe militar prestigioso, el liberal ESPARTERO, y otro menos prestigioso, MAROTO, pero muy apegado a la disciplina, ponen fin a una guerra que, por lo menos en apariencia, había sido motivada por una cuestión dinástica. D.CARLOS y su cuñada, MARÍA CRISTINA, no pudieron llegar a un acuerdo. Sí lo logran, en cambio, sus generales, y el pacto se concierta en beneficio de la clase militar como es lógico.

La ratificación del convenio: Abrazo de Vergara entre Espartero (liberal) y Maroto (carlista).


Se ratifica en Vergara -en la fecha- el acuerdo adoptado el 29 del mismo mes por el que se pone fin a la primera guerra carlista. La ratificación del tratado se expresa con un acto de reconciliación: ESPARTERO -liberal- abraza a MAROTO -carlista- (abrazo de Vergara) y ordena a sus tropas que se adelanten para que abracen a los carlistas. Un clamor inmenso corea las palabras y el abrazo. Los soldados -isabelinos y carlistas- se adelantan para darse la mano, para abrazarse, para golpearse amistosamente la espalda: ¡la guerra ha terminado!. El rey pretendiente, CARLOS V, instalado durante varios años en Estela, huye a Francia, siendo confinado en Bourges. El “Abrazo de Bergara” será calificado por muchos carlistas como «traición de Bergara», pero terminará con seis años de guerra fratricida (en Catalunya la guerra se prolonga un año más).

Los moderados quieren la confirmación de los Fueros sin condiciones.


La Ley del 25 de octubre de 1839, con la que se materializa el Convenio de Vergara, no enfrenta a liberales y carlistas, ausentes de las Cortes, ni tampoco a los notables vascongados con el Gobierno, sino a los moderados, que quieren la confirmación de los Fueros sin condiciones, y a los progresistas, mayoritarios en el Congreso, que no consienten su confirmación sin subordinarla a la “unidad constitucional”. El art. 1º de esta Ley confirma los Fueros “sin perjuicio de la unidad constitucional de la Monarquía española”. En el art. 2º dispone el proceso de su modificación: el Gobierno, “después de oir” a las Provincias, debe de presentar un proyecto de arreglo definitivo de Fueros a las Cortes, “resolviendo entre tanto provisionalmente dudas y dificultades”.