CONDADO DE LUXEMBURGO

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En la búsqueda de un nuevo emperador, los electores votan al conde de Luxemburgo, ENRIQUE VII.


En esta época, los emperadores eran elegidos entre familias ajenas a los Habsburgo, y sus realizaciones resultan escasas. No faltan, en cambio, las disputas y luchas entre candidatos al título, en buena medida honorario y desprovisto de contenido. En la búsqueda de un nuevo emperador, los electores votan al conde de Luxemburgo ENRIQUE VII (1308-1313) y, en la fecha, es coronado emperador en Roma por el Papa CLEMENTE V. (Este título ha estado vacante desde la muerte de Federico II). Inquieto por restaurar los derechos imperiales en Italia, ENRIQUE VII de Luxemburgo, intenta una vez más, aunque inútilmente, jugar la carta del dominio universal. Por otra parte, se enfrentará al expansionismo de Francia y tratará sin éxito de recuperar la influencia que ha perdido el título imperial.

SEGISMUNDO invita al reformador Jan HUS para exponer sus puntos de vista en el Concilio de Constanza.


El emperador SEGISMUNDO, como rey de Bohemia, Hungría y Croacia, se mantiene muy apegado a sus propias posesiones dinásticas. El movimiento husita convulsiona Bohemia, al combinar los sentimientos tradicionales checos con el deseo de reformar en profundidad la Iglesia. SEGISMUNDO invita al reformador Jan HUS para exponer sus puntos de vista (bajo la protección imperial) en el Concilio de Constanza.

Tras la muerte de Carlos el Temerario, el Ducado de Borgoña pasa a poder de Francia.


Tras la muerte de CARLOS el Temerario, FEDERICO III inicia la política austríaca de ganar territorios no por conquista militar, sino mediante matrimonios. En efecto, el Imperio ensanchará sus fronteras cuando en 1477 se case Maximiliano -hijo de FEDERICO- con María de Borgoña, heredera de CARLOS el Temerario, y con la adquisición del Tirol, Alsacia y otros territorios. FEDERICO III pierde Hungría y Bohemia y vende Luxemburgo a Francia, mientras lucha contra los príncipes alemanes y los turcos alcanzan las fronteras del Imperio.el Ducado de Borgoña pasa a poder de Francia, pero no así los Países Bajos donde el emperador germánico, FEDERICO III, impondrá su dominio, reservándose la potestad de ser el supremo jefe de la Orden del Toisón de Oro.

Se llega finalmente a un acuerdo en materia de fronteras entre Países Bajos y Bélgica.


Conocido también como la Convención de 1839, el Tratado de Londres es firmado en la fecha. Entre los países signatarios están el Reino Unido, Austria, Prusia, Rusia, Francia y los Países Bajos. En el tratado se reconoce la independencia de Bélgica del Reino Unido de los Países Bajos dominios a los cuales pertenece en virtud de las negociaciones del Congreso de Viena (1814-1815), donde el territorio de la futura Bélgica fue ubicado como un estado “tapón” para evitar en lo posible una nueva expansión de Francia por Europa como había sucedido durante el imperio de Napoleón Bonaparte. En el documento se especifica que Luxemburgo es partido en dos, la parte Occidental se integra en Bélgica y la Oriental en Holanda. El Tratado de Londres de 1839 reconoce, pues, a Bélgica como estado independiente y se acuerda en el artículo VII, sin duda la disposición más importante por las repercusiones posteriores, que el nuevo país se mantendrá perpetuamente neutral. El pacto quedará roto, sin embargo décadas más tarde y ya en el siglo XX, cuando Alemania el 4 de agosto de 1914 invade territorio belga como paso previo a la invasión de Francia durante la I Guerra Mundial.

Se concierta por el Tratado de Londres, la neutralidad del Gran Ducado de Luxemburgo.


Habiéndose disuelto la Confederación Germánica, se concierta, en la fecha, por el Tratado de Londres, la neutralidad del Gran Ducado de Luxemburgo bajo la soberanía del rey de Holanda Guillermo III. En 1890, el Gran Ducado, integrado en el Imperio alemán, pasará a otra línea del linaje Nassau-Orange y en 1919, alcanzará la plena independencia al desaparecer el II Reich.

Napoleón III intenta negociar con BISMARCK una serie de compensaciones en el Rin.


NAPOLEÓN III ve con malos ojos la emergencia de Prusia junto a sus fronteras y ante el fracaso de su política exterior, intenta rehacer su prestigio negociando con BISMARCK una serie de compensaciones en el Rin. Exige la orilla izquierda del Rin, Bélgica y Luxemburgo a cambio de su neutralidad. El político prusiano hace públicas las pretensiones francesas y logra que los estados alemanes del sur, asustados, firmen un tratado defensivo con Prusia. A partir de este momento, BISMARCK buscará la guerra con Francia; en su idea de que la guerra cimente la unidad de Alemania, necesita que sea Francia la que declare la guerra a Prusia para que los estados alemanes del sur tengan que intervenir.