Prosiguen los enfrentamientos entre ALFONSO VIII de Castilla y FERNANDO II de León, por lo que, en la fecha, se firma un nuevo tratado de paz, el de Fresno y Lavandera, en el que se fijan, de nuevo, las zonas de expansión y, sobre todo, los límites definitivos entre ambos reinos.

Las intrigas de Urraca López, su madrastra, obligan al infante ALFONSO (Alfonso IX) a marchar a Portugal para evitar peligros mayores.

FERNANDO II, rey de León y Galicia, se casa con Urraca López de Haro, que ha sido su amante. Esta boda tiene graves repercusiones ya que plantea la legitimidad de ALFONSO (Alfonso IX), primogénito de FERNANDO, hijo de Urraca de Portugal, la primera esposa del rey, frente a SANCHO, hijo del rey y de la que ha sido su amante, Urraca López. ALFONSO es hijo de un matrimonio anulado, mientras que SANCHO, bastardo, ha visto legitimada su situación por el matrimonio de sus padres.

Muere en Benavente, FERNANDO II, rey de León y Galicia.

Habiendo fallecido el rey de León, FERNANDO II, su primogénito ALFONSO regresa a León y ordena que su padre sea enterrado en la catedral de Santiago. Alfonso, como ALFONSO IX (1188-1230), sube al trono. La competencia con Castilla por la hegemonía peninsular será una constante durante su mandato, lo que provocará descuidar en algunos momentos la lucha contra los musulmanes. Su primera empresa consiste en afirmar su autoridad frente a las acciones perturbadoras de Urraca López de Haro, tercera esposa de su padre Fernando II, que pretende el trono para su hijo SANCHO. Para solucionar precisamente este problema convoca de inmediato una curia regia.